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Publicado en Diario de Yucatán, Lunes, 23 de noviembre de 2015 – Edición impresa. Sección Imagen. Página 3

http://yucatan.com.mx/imagen/arte-y-cultura/hacer-arte-con-solo-una-caja-de-fosforos

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Por Alberto Arceo Escalante

Da título a este articulo la pieza presentada hasta febrero de este año en el Museo Reina Sofía de Madrid “Cajita de fósforos” (2005) del colectivo argentino “mujeres públicas”. La pieza constaba de una pequeña caja de cerillos que lleva escrito en su superficie “La única iglesia que ilumina es la que arde, contribuya”. La exhibición de la obra dio pie a una querella contra el director del museo por parte de la “Asociación Española de Abogados Cristianos” y una abultada polémica en prensa, pasillos y redes sociales sobre la libertad de expresión y la libertad religiosa. Algo en la corta frasecilla era combustible, quizá su ironía fulminante o su incomoda capacidad de generar imágenes mentales. Detestable para quienes la entienden desde la literalidad, la pieza entraña, se quiera o no, una sugerente especie de paradoja cargada de historia y crítica.

El proyecto curatorial “Da Burn Gallery” asimismo juega con fuego. Crítica, detracción o desacralización, el curador Rodrigo Quiñones, apuesta por la ironía para  lograr los objetivos. Convocados por Quiñones, los artistas queman sus propias piezas en un acto tan  deslucido como performático. Cómo la obra de “mujeres públicas”, algo también incomoda en su idea, quemar el arte contraviene las convenciones, afrenta el aparato institucional y las ideas de modernidad que privilegia el consumo y la conservación, confronta al museo, a ese  mausoleo de  obras de arte despojadas de sus más vitales significados.

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El proyecto evita las obviedades de la destrucción estéril, quemar tiene un giro distinto. El fuego es el tiempo precipitado y metáfora de transformación; su carácter hipotónico, purificador, iluminador e inmaterial activa significados múltiples en el observador. Se acentúa lo efímero, lo irrepetible y las cenizas se vuelven  bucles de la memoria.

Para el artista “Da Burn Gallery” es una suerte de altar de sacrifico para sus creaciones, para transformar a través de la imagen encendida el propio interior. Cinco años después de la primera quema en “Da Burn” a cargo de la artista norteamericana Cassie Thompson, el francés Georges Didi-Hubermann escribió en su libro “Arde la imagen” lo siguiente: “La imagen quema, arde en llamas y nos consume”, ciertamente las imágenes nos afectan y nos transforman tanto como nosotros a ellas.

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“Da Burn Gallery” comienza en 2007 en la bodega contigua a la Escuela Superior de Artes de Yucatán, antes la Estación de Ferrocarriles del Estado; el amplio galerón abandonado fue tomado para albergar uno de los proyectos curatoriales más significativos  de los últimos años en la región, siempre con presupuesto cero y funcionando intermitentemente. Más tarde, tras la inhabilitación temporal del lugar y llevar el proyecto al Museo de Artes y Ciencias Roma en el DF, las acciones de quema reanudaron y se realizaron  en diferentes lugares. Lo mismo Mérida que Tulum o Londres.

Sin atisbo de oficialidad, paracaidismo artístico prácticamente, dentro de la ex bodega artistas como Mónica Mayer, Tania Candiani, Eugenio Encarnación, Alonzo Maza, Saúl Villa, Vicente Razo, Mónica Castillo, entre muchos otros, han accedido a incinerar alguna obra. Desprendimientos personales, cierre de ciclos, homenajes, investigación, curiosidad, humor han sido las distintas razones.

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El registro audiovisual y la conformación de un archivo son primordiales para el proyecto. El sitio web, los videos o las fotografías de los objetos ardiendo, son las plataformas del vínculo, el intercambio y la experiencia. En un roce con el arte acción, se cambia el objeto por la experiencia y la experiencia por el archivo en la red para su flujo “infinito”.

Si pensamos en el arte como un laboratorio del pensamiento contemporáneo en el que se producen ideas que pueden poner en jaque la ciencia, la política, la ética, por ejemplo; el plan de Rodrigo Quiñones arriesga lo suficiente para ser efectivo, sin embargo su implementación pareciera en puntos álgidos retraerse, la quema performática seguramente puede ofrecer otras posibilidades. También, si la idea crítica es el atrevimiento, los objetos más deseados deben encenderse, las obras entrañables arderán diferente, más lento, más luminosas.

http://daburngallery.blogspot.mx/

 

 

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